Liana de Ayahuasca

Ceremonias de ayahuasca

Ceremonias de ayahuasca

Liana de Ayahuasca

CEREMONIAS DE AYAHUASCA

El Ayahuasca
“Ayahuasca” significa “enredadera de los espíritus, de los muertos o de las almas” y tiene el nombre científico de “Banisteriopsis caapi”.

La ayahuasca es una bebida alucinógena compuesta por dos plantas de enseñanza, las hojas de chacruna (Psychotria viridis) y la liana ayahuasca (Banisteriopsis caapi). Es la combinación de estas dos plantas, en forma de bebida, lo que se llama Ayahuasca.

La ayahuasca es el resultado de un extraordinario conocimiento sintetizado de los alucinógenos vegetales de la selva amazónica. Se considera una persona, un espíritu vegetal. Es una planta de enseñanza que revela información a su experimentador sobre temas específicos. Las visiones de la ayahuasca se articulan como un lenguaje para comunicarse con la persona que la experimenta, lo que demuestra el establecimiento de una comunicación inteligible entre los reinos vegetal y humano.

La ayahuasca activa la glándula pineal segregando DMT (dimetiltriptamina), una potente sustancia psicotrópica. Nuestro propio cerebro produce y segrega de forma natural la sustancia DMT responsable de los sueños nocturnos. Esto significa que cuando una persona se duerme, o medita, su cerebro empieza a segregar una sustancia química, equivalente al DMT de la ayahuasca, que permite a la persona soñar.

Sentir los efectos de la Ayahuasca es como soñar, pero en plena conciencia; y permite acceder a la infinita información que contiene nuestro subconsciente o mundo espiritual.

La ayahuasca coloca al cerebro en estados de vibración expandidos, funcionando de manera óptima, y así la persona alcanza estados de conciencia elevados. La ayahuasca no es una droga, no es adictiva, no provoca estados desequilibrados de alucinaciones, ni provoca una pérdida de conciencia, al contrario, la sensación es de control total, mayor claridad mental, control del cuerpo, sabes exactamente dónde estás.

Unos 20 minutos después de ingerir ayahuasca, la conciencia cambia, alterando las ondas cerebrales. Normalmente se produce una reducción de la frecuencia respiratoria, una disminución del metabolismo, de la presión sanguínea, un cambio en el pH, etc. y con ello se produce un aumento de la sensibilidad auditiva, olfativa, visual y táctil.

En este nivel de capacidad paranormal, emerge espontáneamente, despertando las neuronas, aumentando la capacidad intelectual y creativa.

El curandero dando al paciente una dosis de ayahuasca en una ceremonia tradicional.
El curandero dando al paciente una dosis de ayahuasca en una ceremonia tradicional.

Durante las ceremonias, los curanderos utilizan cantos curativos chamánicos llamados Icaros. Se trata de poderosas herramientas visionarias que tienen la capacidad de impulsar, organizar y guiar las visiones generadas por la experiencia. Son sistemas de guía en las visiones, pero también herramientas de curación. Los icaros se componen de muchos conceptos que pueden modelar el espacio visionario. La estructuración del lenguaje utilizado en los cantos de los curanderos recuerda las particularidades del lenguaje genético atribuido a la molécula de ADN.

El sanador configura un espacio con su canto que se convierte en un lugar de observación para él. Este trabajo es facilitado por el espíritu de la ayahuasca, que tiene la capacidad de poseer un conocimiento detallado de todas las demás plantas de la selva. Los curanderos consideran a este espíritu como un maestro o médico.

A menudo lo consultan para obtener un diagnóstico. De este modo, pueden conectar con los numerosos espíritus de las plantas e inducir su acción para curar al paciente, física, mental y espiritualmente. El espíritu de la ayahuasca también puede revelar una dosis adecuada, ya que la mayoría de los remedios del espíritu de la ayahuasca son de origen vegetal.

El resultado es la pacificación progresiva de la personalidad y de la mente, reduciendo la ansiedad y el miedo, equilibrando el sistema nervioso –la razón y la emoción– y permitiendo que el cerebro pase gradualmente de los estados Beta (actividad normal) a las ondas Alfa (relajación) y que alcance los estados Theta profundos, donde se producen las experiencias de éxtasis espiritual místico. El paciente adquiere entonces una gran paz mental y una profunda comprensión de las emociones negativas, los patrones y los bloqueos emocionales que deben eliminarse para lograr una armonía perfecta y completa, en conexión con los demás y la naturaleza, en el amor de gran pureza.